El texto muestra al rock como generador privilegiado de identidades colectivas y que ha acompañado a varias generaciones, durante 5 décadas, en una especie de banda sonora, esto es, la música como evocadora de imágenes, recuerdos y la experiencia de un viaje. Pero, también, el rock tiene como fortaleza la capacidad de autogestión y organización, el sentido de pertenencia de sus miembros y la militancia que ocasiona al brindar cohesión al grupo, acompañado de sus rasgos de identidad, como son el lenguaje, la forma de vestir, la música y la apropiación simbólica de los espacios públicos.