La vida de Mónico Rodríguez es excepcional, aún cuando pertenece a una época en que miles de hombres y mujeres dedicaron su vida a la transformación social. Mónico, desarrollo gran habilidad en múltiples oficios, como buen jaramillista, participó tanto en las luchas campesinas como obreras, y también magisteriales. Quienes lo conocieron, lo recuerdan como guía, como hermano, amigo amoroso, compañero de lucha, como soñador, como comunista, jaramillista y como alguien que siempre surió su vida hacía la liberación de la humanidad.
Como dice Fernando Acosta, estamos agradecidos con el maestro Vences “por dejar constancia recia sobre el esplendor de una vida como la de Mónico Rodríguez Gómez El Chimuelo”.