Mi entusiasmo por el libro, cuyas autoras generosamente me invitaron a prologar, descansa en la fresca manera en que su trabajo reinstala la discusión sobre la relación “ser parte” –de un tenaz flujo de luchas que se despliega por nuestros territorios- de manera clara.
Sabernos parte de otrxs de un flujo de la vida, lucha y reproducción; ser parte de ese flujo también, porque significa para nosotrxs (re)comenzar a andar un camino antiguo y a la vez contemporáneo que los feminismos nos están alumbrando en el tiempo presente.
Raquel Gutiérrez